1 de Mayo - * Por Eric Calcagno.
La versión canónica de la ejecución de Fischer, Spies, Parsons, Engel (Lingg se había suicidado en la celda), más conocidos como los “Mártires de Chicago”, es el relato escrito por José Martí para el diario “La Nación” de Buenos Aires en noviembre de 1887.
“... salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable”. Puede ser leído en cualquier wikipedia.
Años después, Alvaro Abós cita otro articulo del mismo diario, del 7 de Noviembre de 1977: “El comando de zona 1 informa a la población que el 2 de noviembre de 1977, en horas de la noche, en las proximidades de la zona de Plaza Constitución, una patrulla de las fuerzas legales sorprendió a un activista que incitaba al cese de actividades y trataba de impedir la concurrencia al trabajo de algunos operarios, siendo abatido por el fuego. Se procura su identificación. Las fuerzas legales cumplieron con la misión impuesta tendiente a asegurar la libertad de trabajo”. Noviembre, el mes más cruel.
La violencia real y simbólica desatada a partir del 24 de Marzo de 1976 tuvo particular ensañamiento con el Movimiento Obrero.
“Inmediatamente después del golpe de Estado de marzo de 1976, el gobierno militar tomó medidas concretas contra el movimiento sindical. Estas fueron el control estatal de la CGT y su intervención, el bloqueo de sus fondos, cuentas bancarias y bienes patrimoniales, la prohibición de elecciones sindicales, de asambleas y de toda actividad, la intervención de sindicatos y federaciones -y de sus obras sociales-, la proscripción de las 62 Organizaciones Peronistas, y la persecución de dirigentes. También suspendió derechos de los trabajadores, como el de huelga y de negociación colectiva”, señala Carla Sangrilli, de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Baja tamaña represión, donde desaparecían comisiones internas enteras, cuando la patronal podía, con sólo levantar un teléfono, asegurar “la libertad de trabajo” donde quiera que fuese y por los medios que sea -pavada de flexibilización laboral- la desorganización del movimiento obrero era absoluta.
Sin embargo, con el tiempo, la tradición de la resistencia de los años posteriores a 1955 comenzaría a encontrar nuevos protagonistas. El 21 de abril de 1979, los llamados “25” gremios más combativos convocaron a una jornada de protesta nacional para el día 27. Estaba cerveceros, taxistas, tabaco, mineros, municipales, ferroviarios, conductores navales, mecánicos, petroleros, molineros, papeleros, vestido, metalúrgicos, obreros del vidrio, alimentación, calzado, aceiteros, obras sanitarias y luz y fuerza. Convocados por el gobierno militar al ministerio de trabajo, así como salieron cayeron presos.
Pero había un comité clandestino de huelga. Que continuó la acción. Según Lorenzo Pepe, “El 27 de abril de 1979, pararon todas las fábricas del cordón industrial del Gran Buenos Aires y del interior, los ferrocarriles Sarmiento, Roca y Mitre”. A la primer ronda de las Madres el 30 de Abril de 1977, respondió en fiel eco la huelga del 27 de Abril de 1979. Abril, el mes mas cruel.
Luego vendrían otras huelgas, algunas con movilización, como la que fue convocada el 24 de marzo de 1982 para el 30 de Marzo. La convocatoria “La Patria llama al
Pueblo” decía que:
“No hubo, no hay, ni habrá pueblo sobre la faz de la tierra que acepte dócilmente que se convierta a su patria, como nos sucede a los argentinos, en una timba especulativa y financiera, subordinada a los centros de poder económico mundial, se quiebre la industria nacional a través de la apertura indiscriminada de la importación, con su lógica secuela de quiebras, cierres, suspensiones y despidos, degradando a la gran mayoría de la familia argentina a condiciones de vida infrahumanas, sumergiéndola en la miseria, el hambre y la desesperanza”.
Recuerdo que hubo por lo menos seis muertos, y que a los quince años recién cumplidos uno puede correr más rápido de lo que supone.
Queda para este Primero de Mayo la necesidad de recordar que el combate de las trabajadoras y trabajadores no puede tener como limite defender tal o cual ventaja tan sectorial como transitoria. Hablar del sindicalismo es hablar de un proyecto nacional y personal, es un compromiso colectivo en el cual existimos porque todos militamos. Contamos en la Argentina con altas tradiciones de lucha, ya que frente a lo peor no se pregunta si uno es anarquista, socialista, comunista, trotskista, católico social, peronista o de base. O desocupado. O “planero”. O sin siquiera un plan, que sólo es y debe ser, algo transitorio. Por lo tanto, es preciso transformar la sociedad.
Por último, la causa que nos contiene, nos da sentido y nos eleva, viene de la eterna rebelión de los populares frente a los privilegios. Tenemos ese terrible don de sentir que todas las injusticias cometidas son de acá y de hoy, de cualquier lugar y en cualquier tiempo. “Ser”, decía Antoine de Saint-Exupery, “es ser responsable”.
* Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la República Francesa, Senador Nacional (MC) y Diputado Nacional (MC) por la Provincia de Buenos Aires, Egresado de la Escuela Nacional Administracion de Francia, Mesa Ejecutiva Partido Identidad.