27 de Enero - La demostración de fuerza de la CGT, sumada a los problemas del Gobierno para imponer su Ley Omnibus en el Congreso agudizaron las internas en el oficialismo. Acusado de haber filtrado el enojo de Javier Milei, fue despedido uno de los ministros más relevantes.
La serie de internas en el gobierno de Javier Milei derivó este jueves a la noche en el despido del ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro. La cartera es de enorme importancia ya que abarca Transporte, Obras Públicas, Vivienda, Telecomunicaciones, Energía y Minería. Todo indica que el motivo de la eyección es que Ferraro filtró dos frases de Milei contra los gobernadores que se oponen a partes de la Ley Omnibus: “Los voy a dejar sin un peso”; “Los voy a fundir a todos”.
La expulsión confirma, de hecho, que el Presidente se despachó con esas barbaridades, porque si se tratara de una versión falsa, bastaba con desmentir las frases. El episodio, a un mes y medio de la asunción de Milei, evidencia la situación caótica del gobierno: feroces internas y hasta especulaciones sobre quién reemplazará al Presidente cuando la situación ya no dé para más. No está claro si, además, el mandatario vive jornadas de aun mayor nerviosismo por la contundencia de la movilización del miércoles.
Las internas en el Gobierno parecen no tener control alguno y los conflictos estallan todos los días.
- El más resonante es el de Milei con su vicepresidenta, Victoria Villaruel. La confrontación fue un secreto a voces pero se hizo pública cuando Villaruel retwiteó una nota del diario británico Financial Times que de manera explícita planteaba la posibilidad de que la Vicepresidenta reemplace al presidente.
- Esa interna derivó en que Milei terminó sacando los ministerios de Seguridad y Defensa de la órbita de la Vicepresidenta. En la campaña electoral, el presidente había prometido que esos dos ministros serían del palo de Villaruel, pero eso no ocurrió. Le dio ambas carteras a Patricia Bullrich.
- En este mes y medio, prácticamente todas las semanas se dio por renunciado al ministro del Interior, Guillermo Francos, señalado como el dialoguista del gabinete. Todo indica que las versiones de renuncia eran falsas, pero las difundían otros integrantes del gabinete. Quienes conocen la vida cotidiana de la Casa Rosada afirman que Francos tiene el respaldo de quien verdaderamente decide: Karina, la hermana del presidente.
- El descontrol se evidenció en la furiosa pelea entre Caputo, el diputado aliado Miguel Angel Pichetto y el también diputado radical aliado, Rodrigo De Loredo. Todos se enfrascaron en una batalla a través de la red social X, acusándose de cobardía y de distintas amenazas directas e indirectas. En lugar de un diálogo de bajo perfil, eligieron tirarse misiles dialécticos, sin que nadie —debió ser el presidente— obligara a bajar el tono.
- En estas semanas, también jugó sus fichas la ministra de Seguridad, buscando un protagonismo aun mayor que el del presidente. Bullrich se lanzó a un operativo disparatado frente a la movilización convocada por la CGT. El resultado fue un notorio fracaso: los manifestantes cortaron las calles y avenidas sencillamente porque el número desbordaba las avenidas De Mayo, Callao, Entre Ríos, Rivadavia y casi todo el centro porteño. La ministra ordenó cortar el Puente Pueyrredón, poniendo las cosas al borde de un choque entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
- Más allá de estos juegos caóticos de poder, hay rumores de internas en el equipo de comunicación del gobierno; tensiones en el área económica entre Luis Caputo y Federico Sturzenegger; idas y vueltas groseras en Cancillería, choques entre Martín Menem y José Luis Espert en Diputados y presiones para que Mariano Cúneo Libarona retome las persecuciones judiciales de la época de Mauricio Macri.
Es un todos contra todos áspero y sonoro, sin que nadie frene los choques y con un presidente que, por el contrario, encabeza los ataques de furia. Lo asombroso es que los desequilibrios se dan de manera acelerada cuando podría decirse que esto recién empieza: aparecen los primeros rechazos en el Congreso y en la calle, pero la lógica indica que habrá reacciones mucho mayores en febrero-marzo con altísimos niveles de inflación, recesión, el boleto a 270 pesos, el tremendo costo de los útiles escolares, y aumentos siderales en la cuota del colegio o la prepaga.
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